domingo, 27 de febrero de 2011

Las mieles del poder...

Finalmente pude darme una vueltecita por la tan anhelada Feria del Libro del palacio de Minería. Después de una tediosa semana de exámenes (que para mi suerte aún se prolongará otra semana) y gracias a la visita de mis padres a la ciudad de la Esperanza (sí, por aquí uno siempre espera) nos dimos al vagabundeo y nos dispusimos a curiosear por cierta plaza (que fresa) y así comprar algunos enseres para embellecer el búnker, o mejor dicho, para hacerlo más habitable (o sea ¿qué es eso de tener el horno en el piso?!) lo que son las cosas, finalmente terminamos comprado otros enseres que, si bien son bastante útiles para la vida diaria en el búnker, no era lo que teníamos en mente (como el aceite gourmet de ajonjolí... bueno, ese si es utilísimo para mi) en fin que una vez saciada nuestra hambre (con helado incluido) y para hacerle honor a eso de "barriga llena, corazón contento", nos fuimos al centro a la feria del libro.

Después de meternos en un edificio anexo donde también hay una feria del libro (de ocasión), nos dirigimos hacia el lugar correcto y créanme que cuando les digo casi me vuelvo loca, en verdad les digo que "casi me vuelvo loca". Para quienes no conocían el Palacio de Minería como esta inculta, y para quienes están acostumbrados a ferias del libro en provincia como las e Oaxaca (que no son malas, pero si bastante pequeñas).. El ver tanto libro junto, de verdad que causa una gran impresión. Lo del zócalo fue cosa de niños comparado con las todas las editoriales que esta vez se reúnen y sus stands a lo grande que se montaron en este espacio. Y por si fuera poco, también hay programadas diversas actividades diarias que van desde presentaciones de libros, conferencias, mesas redondas y talleres para niños, entre otras.

Hoy casi por equivocación y tras haber perdido a mi papá en plena carrera de arrebato por tanto libro, mi madre y yo nos encontramos formadas en una fila, según nosotras para ir a ver la presentación del libro "Maciel", de Carmen Aristegui... Terminamos colándonos en la presentación del libro "Las mieles del poder", del también periodista, Alejandro Sánchez. Y la verdad es que no nos arrepentimos de nada; a este joven ya lo había escuchado antes en el programa de "El weso" donde presentó su libro y comentó algunos pasajes aderezados por la jovialidad de la gente que labora en ese programa... En ese momento dije: Tengo que leer este libro. Pero por azares del destino, cuando me fui a parar a la Gandhi, terminé comprando otros libros que si bien, me sirven para este periodo de exámenes, no satisfacen mi otra pasión: el periodismo.

Para serles honesta, el libro en realidad despertó mi morbo pues trata no sólo un tema tan controvertido como lo es la política, sino que además lo conjunta con otro tema tabú, que es el sexo. Hablar de sexo y política, que no es nada del otro mundo pero si es cosa seria, es un poco jugar con fuego y pólvora... Y sinceramente Alejandro Sánchez lo hace bastante bien.

Los 16 relatos que nos narra, van desde el amorío de Sebastián Lerdo de Tejada y Manuela Revilla, hasta Vladimir Ramos y Mónica Arriola; pasando por los famosísimos Vicente Fox y Martha Sahagún, hasta Santiago Creel y Edith González. Si bien, algunos pensarán que el amor y la política sólo da para algunas planas de Tv novelas (toco madera) o a lo mucho, la revista hola! (otra vez toco madera) me alegra decirles que los decepcionaré porque en realidad se trata de una obra periodística que cuenta con fuentes fidedignas y bien documentadas. Aparte de que la lectura es bastante amena, cuenta con una pequeña sección de fotografías para vislumbrar a los políticos de las historias y de paso, conocer a sus amores.
Lo que no nos convenció fue la organización de la editorial en relación a la presentación del libro, que si bien, conocimos al autor en persona, sólo permitió un pequeño margen para preguntas del público y redujo en mucho, el tiempo de respuesta del autor y el panel de periodistas que estuvo presente. Además de que a la hora de la firma de autógrafos, sólo permitieron el paso a diez personas. Es aquí cuando admiro la astucia de mi madre, que mientras yo me quejaba con la Staff, se coló y salió con nuestro libro firmadito y con dedicatoria.

Así que si en una de esas tienen la oportunidad de pasarse por la Feria del libro del Palacio de Minería, no duden en entrar... Pueden llevarse el arrebato de sus vidas y quien sabe, tal vez encuentren aquel libro que siempre han querido leer, conozcan a algún autor o se enamoren de alguna antología.
Quien sabe, en los libros, todo puede pasar.

Saludos.

Yukino Pimienta

viernes, 18 de febrero de 2011

I will survive

Es lo que he estado pensando desde la semana pasada; en parte por lo complicado de la situación del país, pero para ser honesta, lo que se coló por mi cabecita e hizo que mi ardilla se recostara un buen rato en el diván fue el día de San Valentín. En esta ocasión la realidad me cayó como balde de agua fría, se que no debería importarme mucho, especialmente por mi maña de buscarle la lógica a las cosas. Desafortunadamente no siempre me sale bien, especialmente cuando se trata de la vida... Y del amor.

Por un momento entré en pánico al hacer una retrospectiva de mi vida amorosa y darme cuenta de que llevo casi 2 años de "soltería" y que mis amistades se han ido reduciendo, en su mayoría por las distancias y por perder contacto al dejar de tener algunas cosas en común... Pero luego me dije: Bien, ya estás en otro lado, conociendo gente nueva, empezando una carrera que a decir verdad es tu nuevo amor... No todo está mal. Así que volví a sonreír.

Eso sí, puedo decir que empecé el 14 de febrero con algo de temor. Al principio pensé que sería un día donde el rosa, los globos y el ambiente floral se dejara ver en su máximo esplendor, pero a las 7:00 am eso es un poco difícil ver y la verdad es que me dio gusto pues de lo contrario me terminaría sintiendo como en una peli de zombies, donde una es la única boba que no fue contagiada y anda corriendo por la ciudad infestada buscando refugio.

Lo cierto es que sobreviví al día de San Violentín, que se celebra el 13 de febrero y es un llamado a la NO violencia, cosa que ya es mucho decir en un país como el nuestro. Sobreviví también al San Valentín y hasta me armé de paciencia y valor para acompañar a un buen amigo a comprar algo para su novia, acción que me llenó tanto de nostalgia como de alegría porque de verdad que el chico se ve muy contento.

Sobreviví... No así, al amor. Aquello que pensé no me pasaría, me pasó y debo decir que es lo más extraño, aventurado y tonto de este momento; porque contra toda lógica y sin razón, me voy "enamorando" (o gustando?) de un chico con el que nada tengo que ver excepto la universidad, la carrera y un amigo en común. Fuera de eso, el chico apenas y se percata de mi existencia.

He comenzado a pensar que alguien allá arriba se divierte de lo lindo al ponerme esta piedra en el camino, pues ante la idea de no querer creer en el "amor a primera vista", me doy cuenta de que eso es exactamente lo que me pasó. Bastó una hora a lo mucho, para que me viera, lo viera, nos "presentáramos" a nosotros mismos (porque a mi amigo eso de las cortesías entre desconocidos no se le da mucho) y todo pasara al olvido... Pero un sticker se me pegó y resultó ser la pegatina del gusto, de la que me di cuenta como un mes después (para variar).
Ahora debo lidiar contra la frustración del "amor" ( o gusto?) no correspondido, de la pena al topármelo y apenas poder balbucear un hola y de la extraña incoherencia de la vida.

¿Dónde quedó el altruismo en el amor?, ¿es posible blindarse, escapar?... ¿Encontrarlo?

Eso sí, de esta sobreviviré... Aunque termine maltrecha, esto llega a olvidarse ¿o no?

Reflexionando desde el búnker.
Yukino.