viernes, 18 de febrero de 2011

I will survive

Es lo que he estado pensando desde la semana pasada; en parte por lo complicado de la situación del país, pero para ser honesta, lo que se coló por mi cabecita e hizo que mi ardilla se recostara un buen rato en el diván fue el día de San Valentín. En esta ocasión la realidad me cayó como balde de agua fría, se que no debería importarme mucho, especialmente por mi maña de buscarle la lógica a las cosas. Desafortunadamente no siempre me sale bien, especialmente cuando se trata de la vida... Y del amor.

Por un momento entré en pánico al hacer una retrospectiva de mi vida amorosa y darme cuenta de que llevo casi 2 años de "soltería" y que mis amistades se han ido reduciendo, en su mayoría por las distancias y por perder contacto al dejar de tener algunas cosas en común... Pero luego me dije: Bien, ya estás en otro lado, conociendo gente nueva, empezando una carrera que a decir verdad es tu nuevo amor... No todo está mal. Así que volví a sonreír.

Eso sí, puedo decir que empecé el 14 de febrero con algo de temor. Al principio pensé que sería un día donde el rosa, los globos y el ambiente floral se dejara ver en su máximo esplendor, pero a las 7:00 am eso es un poco difícil ver y la verdad es que me dio gusto pues de lo contrario me terminaría sintiendo como en una peli de zombies, donde una es la única boba que no fue contagiada y anda corriendo por la ciudad infestada buscando refugio.

Lo cierto es que sobreviví al día de San Violentín, que se celebra el 13 de febrero y es un llamado a la NO violencia, cosa que ya es mucho decir en un país como el nuestro. Sobreviví también al San Valentín y hasta me armé de paciencia y valor para acompañar a un buen amigo a comprar algo para su novia, acción que me llenó tanto de nostalgia como de alegría porque de verdad que el chico se ve muy contento.

Sobreviví... No así, al amor. Aquello que pensé no me pasaría, me pasó y debo decir que es lo más extraño, aventurado y tonto de este momento; porque contra toda lógica y sin razón, me voy "enamorando" (o gustando?) de un chico con el que nada tengo que ver excepto la universidad, la carrera y un amigo en común. Fuera de eso, el chico apenas y se percata de mi existencia.

He comenzado a pensar que alguien allá arriba se divierte de lo lindo al ponerme esta piedra en el camino, pues ante la idea de no querer creer en el "amor a primera vista", me doy cuenta de que eso es exactamente lo que me pasó. Bastó una hora a lo mucho, para que me viera, lo viera, nos "presentáramos" a nosotros mismos (porque a mi amigo eso de las cortesías entre desconocidos no se le da mucho) y todo pasara al olvido... Pero un sticker se me pegó y resultó ser la pegatina del gusto, de la que me di cuenta como un mes después (para variar).
Ahora debo lidiar contra la frustración del "amor" ( o gusto?) no correspondido, de la pena al topármelo y apenas poder balbucear un hola y de la extraña incoherencia de la vida.

¿Dónde quedó el altruismo en el amor?, ¿es posible blindarse, escapar?... ¿Encontrarlo?

Eso sí, de esta sobreviviré... Aunque termine maltrecha, esto llega a olvidarse ¿o no?

Reflexionando desde el búnker.
Yukino.

2 comentarios:

  1. todo se olvida depende qué tanto te esfuerces... y al esforzarte te das cuenta que lo recuerdas más, y es un ciclo sin fin... mejor deja que pase, como todo!

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  2. Gracias Miss,
    En eso estoy, dejando que pase... Pero a ver hasta cuando se le ocurre pasar, ¡caray!

    Saludos,
    Yukino Pimienta

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