viernes, 10 de diciembre de 2010

In memorian

Hace unos días, mientras caminaba por Bellas Artes (en realidad siempre me dejo ver por esos lares) bastante distraída o mejor dicho metida en mis pensamientos, por alguna razón se filtró entre el barullo de las personas y el tráfico, el sonido del organillero... Y por alguna razón me entraron ganas de llorar.

Justo cuando había dicho (bastante orgullosa cual si hubiera descubierto el hilo negro) que por los comentarios de algunas compañeras, llegué a la conclusión de que aparte del jingle bells, los besos sonados y los abrazos de osos, algunas personitas suelen padecer "depresión prenavideña y posnavideña". Y yo bastante contenta de no encontrarme en ese estado... Pero la verdad es que al pasar junto al organillero (osea, ¿a quien le entran ganas de llorar por el organillero?) me sentí algo vulnerable... ¿será que había caído en mi broma?

Afortunadamente, unos pasos más adelante, justo antes de entrar al metro se dejó escuchar una melodía que superó todo cuanto había alrededor (ejem... ya se imaginarán el volumen de ese aparato de sonido)... Bastaron los primeos acordes para que una sonrisa volviera a mis labios y la alegría, aunque un poco nostálgica se apoderó de mi. Se trataba de "Love me do"

Ahora en mi búnker: Recordando a Lennon, a 30 años de su muerte >.<

Saludos peatoniles,

Yukino Pimienta.

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